viernes, 11 de diciembre de 2009

La tradición cultural del mosaico

El mosaico marroquí
El llamado "Zalij" o mosaico marroquí es un tipo de arte, ar­tesanía o trabajo muy valorado cultural y artísticamente. Se trata, el mosaico marroquí, de una cabal expresión de la infinidad o de lo infinitesimal, como el cosmos pleno de es­trellas, o la estructura atómica de que depende. Como sea las connotaciones o reminiscencias que despier­ta este diseño, podemos decir a modo de introducción, que se trata de un bloque estructural que es el pedazo cerámico minúsculo llamado "zalij".
El mosaico es la matriz visual de Marruecos, es posible de ser hallado en:
• fuentes de barrios y restaurantes
• en casas grandes
• en palacios
• en mezquitas espectaculares
En el sur de España, se aprecia también la presencia y ex­pansión de este tipo de arte tan tradicional. El Zalij es distinto del módulo básico del mosaico del Oeste llamado tessella. Las tesserae son principalmente pedacitos rectangulares de vidrio, piedra, o arcilla, los cuales están juntados para configurar formas realistas y decorativas, in­cluyendo retratos, escenas figurativas y animales. Nosotros quizás estamos familiarizados con este mosaico de arte ro­mano y bizantino.
El Zalij, por el contra rio, toma más de 300 formas diferentes, cada con un nombre distinto. Esos pedazos caben juntos casi sin soldadura para crear diseños gométricos de complejidad enorme.
Como resultado de la prohibición islámica contra la crea­ción de imágenes realistas o que reproduzcan la realidad como una copia, el arte geométrico estaba desarrollado a alturas sin igual en los comienzos de la edad media. La diversidad de esas figuras gométricas exige un vocabulario gigantesco de formas terracotas cortadas a mano, vidriadas en blanco, negro, rojo óxido, amarillo, ocre,y tonos de azul y verde. Formas de estrellas, formas curvilíneas y formas de varios polígonos trabajan juntos para crear un juego de diseño, luz,y sombra que es casi imposible de descifrar.
La experiencia comienza con un sentido de delicadeza festiva y conduce a una mirada impresionante dentro del cosmos. La artesanía tradicional de mosaico todavía está prac­ticada, aunque sólo por varones, en Marruecos, en peque­ñas tiendas donde niños empiezan un aprendizaje alrede­dor de los ocho o nueve años de edad. Empezando con azu­lejos vidriados y cocidos, los niños menores trazan las for­mas de zalij con tintas y con palos de bambú, haciendo en­trar lo más posible en cada azulejo. Suelen ser rápidos, tra^ zando cada figura con trazos muy hábiles. Niños mayores, adolescentes, cortan el azulejo bruscamente. Sin embargo, la actividad principal de la artesanía de zalij es el alisado a martillazos de esas formas, hechas por muchos hombres jó­venes que usan el "manqach", un martillo pesado con un borde afilado en ambos lados de aproximadamente cinco centímetros de ancho. Observando esta herramienta, se puede pensar que es imposible que el manqach pueda cor­tar una estrellita de ocho puntos, que están un poco más de medio centímetro de tamaño y más imposible un botín en­corvado y elegante, pero el manqach lo hace constante­mente.
Cada figura, que parece estar cortada en solamente segun­dos, está tirada en un cesto y la próxima está empezada. La tienda se llena del ritmo de martillos diestros.
Los artesanos se sientan en el piso sobre esteras de piel de carnero. Sus bancos de trabajo parecen arreglos be bloques cementos y piedras, pero agarran los azulejos al ángulo co­rrecto para el martillo. El ambiente es de compañerismo masculino y relajado y de trabajo disciplinado. La tienda de zalij es una escuela para estos niños,y este ar­te reemplaza el estudio de otras disciplinas, como lengua, matemáticas o historia. Es difícil para la merfte occidental ver a niños utilizando el tiempo para trabajar. Pero este tra­bajo es muy respetado y conduce a un sustento económico. Mientras que progresan en su aprendizaje aí "maallem" o maestro, es posible que tengan la oportunidad de crear sus propios diseños y por fin abrir sus propios tiendas, o hasta hacerse un maallem venerado. Con la estructura básica de la rejilla y con el repertorio de diseños geométricos existen­tes, hay mucha invención posible. Creando diseños nuevos se asegura la vitalidad de este arte, que está fundado en las matemáticas y la artesanía, pero que habla con el alma (es­ta posibilidad de invención es fundamental para ser tenido en cuenta en nuestro emprendimiento).

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